CAPÍTULO 47.’’Para
siempre’’ 2ª Parte.
Narra Harry.
Ahí estaba la luz de
la luna me dejaba ver su perfecta silueta a escasos metros de mi, vi que se
puso lo que le compré, estaba hermosa. Volver
a verla me hizo sentir el más feliz del mundo, aunque la tuviera a unos
metros de mí, me acerqué sin hacer
ruido, solo me separaban unos centímetros de ella, rápidamente coloqué el
pañuelo negro en sus ojos. Pude notar su miedo. Entrelacé mis brazos por su cintura,
para pegar su espalda a mi pecho. En el momento que nos unimos una electricidad
recorrió cada milímetro de mi cuerpo haciéndome estremecer, olía jodidamente
bien, inhale su olor y mi cuerpo reacciono cual droga entrase por mi nariz.
Ella posó sus manos temblorosas sobre las mías que apretaban su vientre. En ese
rocé volví a revivir todo lo que pasó hace unos meses, la primera vez que tomé
sus manos, sentí lo mismo que ahora, un escalofrío corrió en mi. Solo ella
lograba todas estas sensaciones con un solo roce.
Narra Verónica.
Era él, mi amor, no
podía ser otro, todo lo que sentí al tenerlo cerca era algo que solo vivía con
él. Permanecí callada, mi cuerpo era incapaz de soltar palabra alguna. No podía
creérmelo, él había vuelto aquí por mi después de haber estado ignorándolo dos
semanas, joder he sido una estúpida.
Soltó de mi cintura una mano, y subió por mi brazo,
haciéndome estremecer con cada toque de sus dedos en este, llegó hasta mi hombro y ahí se paro para
apartar el pelo que yacía en esta zona dejando al descubierto mi piel más
sensible.
-Estas preciosa.-Susurró en mi oído.-Su ronca voz se coló
por mi oído, violándolo, traspasando todas las barreras hasta llegar a mi
corazón haciéndolo vivir de nuevo.
Las lágrimas golpeaban fuertemente mis ojos que estaban
tapados por una tela negra, el llanto estaba cerca, no me contuve más y me
giré, no lo vía, pero yo sabía que estaba delante de mí, con sus luces verdes,
sus hoyuelos, su sonrisa, su pelo alborotado, lo sabía.
Una mano se posaba en mi cadera y con la otra empezó a
acariciar mi mejilla, entre los dos había silencio, nada incómodo, solo se
escuchaban nuestras respiraciones agitadas, las lágrimas comenzaron a llover,
caían por debajo del pañuelo, en ese momento él me aferró más a su cuerpo,
quedando perfectamente unidos, mi pecho contra el suyo su respiración chocando
con mi cara, su boca estaba muy cerca de la mía, podía notarlo. Una de sus
manos fue hacia el colgante, las yemas de sus dedos tocaron el avión que
descansaba sobre mi pecho.
-Harry: No llores, no lo hagas, no puedo soportarlo.-Dijo mientras
dejaba de tocar el avión para secar con sus pulgares las lágrimas que caían.
Narra Harry.
Cuando vi que llevaba puesto mi colgante, sentí algo en mi
estomago, esto era buena señal, ella lo había protegido y lo seguía llevando
puesto. En ella quedaba increíblemente bien.
Narra Verónica.
Yo seguía sin decir nada, solo quería una cosa y era tenerlo
conmigo, pasé mis brazos por su cuello y empecé a acariciar su nuca mientras
jugaba con algunos rizos, cuánto eche de menos esto, joder. Mi cara se fue
acercando a la suya, su aliento volvió a acariciar mis labios, los necesitaba,
necesitaba sentirlos con los míos, acabé con todo lo que nos separaba y encajé
mi boca con la suya, volver a sentir el calor de sus labios en los míos me hizo
vivir, me sentía viva cuando él me tocaba, el beso fue lento, despacio,
nuestros labios se encontraban después de mucho tiempo, volviéndose a desear,
nada de lenguas, solo un par de labios amándose. Se separó de mi boca dejando
un corto pero cálido beso, nuestras frentes se unieron, nuestras narices
volvieron a rozarse, nuestras respiraciones chocaban entre ellas, de boca a
boca, sintiendo el calor que cada uno desprendía, en mi cara se formó una
sonrisa, no vi la suya pero me imaginé sus hoyuelos reflejados en ella.
-Harry: Te amo princesa.-Dijo en mis labios.
Una sonrisa tonta se
esculpió en mi cara, me escondí en su cuello, me aferré a él, sintiendo su
calor después de 3 largos meses, él me cogió con ambos brazos por la cintura y
yo abracé su cuello, una vez más sentí su olor, su adictivo olor, lo esnifé y
todo mi cuerpo tembló, me di cuenta de que él era todo lo que yo necesito para
ser feliz, ni Sergio ni nadie va a alejarme de él, lo protegeré más que a mi vida, porque él es
mi vida. Me separo de él y y cogió mi barbilla con sus manos, sus suave piel tocaba
la mía una vez más.
-Harry: Ahora solo deja que yo te guíe, confía en mi.-Dicho
esto tomó mi mano con fuerza y entrelazó sus dedos con los míos, nuestras manos encajaban perfectamente, me
transmitía una fuerza sobre natural. Empezamos a caminar, dejando que la brisa
acariciara nuestros cuerpos, se paró y yo con él, soltó mi mano y ahora la puso
en mi cintura. Escuché como una puerta se abría.
-Harry: Entra aquí.-Me ayudo a sentarme en lo que intuí que
era un coche. A los pocos segundos él se sentó a mi lado y una vez más volvió a
unir nuestras manos. Yo dejé caer mi cabeza en su hombro, ya no me importaba
nada, ni Sergio ni nadie, ahora yo lo tenía a él y no iba a arruinar esto.
El trayecto duraría unos 15 minutos, el viaje fue en
absoluto silencio, pero como siempre
cómodo, con él lo era, su pulgar se paso todo el viaje acariciando mi mano,
estaría así toda mi vida. El coche se paró, el salió y después abrió la puerta
que quedaba a mi lado, tomó mi mano y me ayudo a salir. Una vez fuera se puso detrás
de mí, sus brazos arropando mi vientre, y su respiración chocó con mi nuca,
cosa que me provocaba un cosquilleo por todo mi ser.
Después de unos minutos caminando entramos a un ascensor, el
silencio seguía habitando nuestro espacio. Llegamos y caminamos por lo que yo
supuse que era un largo pasillo, finalmente él se paro, me apretó más a él,
volviendo a sentir sus pulsaciones en mi espalda, y sus cálidas manos
proporcionándome seguridad. Escuché como le decía alguien que abriese la
puerta, el me condujo al interior de esta y oí como la puerta se cerraba a
nuestras espaldas.
Se acercó a mi cuello, y empezó a hacer un caminito de besos
hasta mi oído, mi piel entera se erizó.
-Harry: Esto es solo para ti.-Susurró en mi oído para
después dejar caer el pañuelo que me había cubierto durante un rato, cuando lo
quitó, abrí mis ojos y me quedé sin respiración, lo que estaba viendo era
realmente increíble. Una habitación bastante grande, un camino de pétalos rojos conducían a una
mesa redonda, en ella unas velas en el centro daban luz a este entorno. La
habitación tenía un ambiente acogedor, la luz estaba baja, le daba un aspecto dorado a toda la
habitación. Si esto era un sueño, no quería despertar nunca, él había organizado
todo esto solo para mi, aún sabiendo lo que había pasado las 2 últimas semanas,
él se había arriesgado sin saber que podría pasar. Ahora mismo me sentía
despreciable por haberlo hecho sufrir. Antes de que comenzara a llorar me giré y ahí estaba él, una sonrisa
vestía su rostro acompañada de unos perfectos hoyuelos, sus ojos alumbraban
todo el espacio dónde nos encontrábamos, su pelo alborotado, vestía con unos
jeans negros, una camisa blanca perfectamente adaptada a su torso y unos
zapatos finos negros. Mis ojos no podían
aguantar el increíble ser que se reflejaba en estos. Vi que tenía un brazo
detrás de su espalda. Pocos centímetros separaban nuestros cuerpos. Él termino
con ellos y se pegó a mí y liberó su mano de su espalda dejándome ver lo que
sujetaba.
-Harry: ¿Te recuerda esto a algo?.-Dijo mostrándome un
precioso ramo de rosas rojas. Lo tomé con mis manos y las olí, mi cuerpo entero
tembló, juraría que me caería al suelo, su aroma era una de las mil drogas que
él proporcionaba a mi cuerpo. Me percaté de que en el ramo había una nota blanca,
miré la nota y después a él que asintió indicándome que la leyera. Yo la cogí
mientras que sujetaba el ramo con una mano, con la otra leí lo que ponía
mientras él clavaba su mirada en mi, observando detenidamente cada uno de mis
movimientos. Abrí la nota.
''Una vez alguien me
enseñó que hay personas que llegan a tú vida
para cambiarla o simplemente para volverte a hacer vivir. Hoy quiero
decirte que tú llegaste a la mía para darme todas esas cosas que nunca nadie me
dio, para hacerme sentir con cada gesto, cada roce, cada palabra, especial. Y
por eso no voy a dejar ir a la primera persona que invadió cada espacio de mi
corazón, aunque tenga que tirar todos los muros que nos intenten separar, lo
haré, Te quiero’’
Las lágrimas comenzaron a empapar la nota, rápidamente
la doblé y aparté para que no se mojara, fui una maldita estúpida, no debía
hacer esto, debí contarle a todos lo que estaba pasando, yo lo amo, lo
necesito. Él quito con delicadeza el ramo y la nota de mis manos y lo puso sobre
una mesita que había a nuestro lado, después volvió junto a mí para abrazarme,
protegerme entre sus brazos, yo lloraba
sin freno sobre su pecho, empapando la camisa mientras él me cogía de la cintura con un brazo y con el
otro acariciaba mi pelo.
-Harry: sh, basta pequeña, basta de llorar, por favor.-Dijo
acercando mi cara a la suya para que lo viera. Sus ojos se clavaron en los
míos, me decían que todo estaba bien y eso me tranquilizó, mi llanto fue
cesando mientras el no apartaba su mirada de la mía esperando a que dejase de
llorar y así hice. Acerqué mi cara a la suya, junte su frente con la mía, su
aliento golpeaba delicadamente mis labios.
-Yo: He sido una imbécil, una estúpida, una idiota, lo
siento, perdóname por favor, yo solo tenía mido, estaba asustada, solo quería
protegerte, no quería dejar que te hicieran daño, Harry yo renuncié a ti porque
te amo y no soportaría que algo te pasase por mi culpa.-Dije todo eso sin
pausa, encima de su boca. Pude ver como
frunció el ceño, claro, no entendería nada. Después de esto me soltó de su
agarre y sus manos cogieron mi cara.
-Harry: ¿Miedo?¿Que algo me
pasase? Yo sabía que todo esto
tenía una explicación, Vero, ¿Por qué no me dijiste nada? Joder, yo te quiero,
sabes que nunca dejaré que nada malo te pase, no tienes que tener miedo.-Dijo
mirando fijamente a mis ojos, él buscaba
una respuesta para todo esto, y yo me armaría de valor y se la daría. Pero no
ahora, no quería estropear todo esto, tomé sus manos y las alejé de mi cara,
las puse sobre mi cintura nuevamente y ahora subí las mías hasta su cara, con
una empecé a acariciar su mejilla.
-Yo: Te lo contaré, te lo prometo. Pero no ahora, no quiero
estropear esto tan hermoso que hiciste para mí, mi amor, eres increíble.-Dicho
esto coloqué mi mano detrás de su nuca y lo acerqué a mí, chocando mi boca con
la suya, sus carnosos labios acariciaban
con deseo los míos, mientras mi lengua buscaba ansiosa a la suya, él me abrió
paso y me adentré en un paraíso, recorrí cara extremo de su boca, analizándolo,
nuestras lenguas comenzaron una lucha, ambas chocaban con deseo, volví a sentir
todas esas descargas de electricidad que azotaba a mi cuerpo, activando por
completo todos mis sentidos. Nos separamos por falta de oxígeno y yo reí en su
boca, acerqué mi mano libre a esta y con la yema de mis dedos acaricié ambos
labios, estaban algo más rosados de lo normal, suaves, carnosos, una perfecta
textura, el cogió mi mano que tocaba sus labios y la llevó hasta su pecho, la
colocó sobre la altura de su corazón y sus latidos empezaron a golpear la palma
de mi mano, haciéndome sentir única, especial. Después de unos minutos así
agarró mi mano con fuerza y me llevo por todo el camino de pétalos, cuando
llegamos a la mesa, el retiró una silla para que yo me sentase y así hice, él
fue hacia la suya y se sentó quedando frente a mí.
…
La cena fue bastante relajada, había muchos momentos de
silencio, dónde cada uno intercambiábamos miradas, su manos buscaban por instantes la mía, la
cual encontraba para acariciarla.
-Harry: El postre no lo tomamos aquí.-Dijo levantándose su
silla para llegar hasta a mí, tomó mi mano y me levanté.-Lo tomaremos
allí.-Dijo señalando hacia la puerta de una habitación
Yo me quedé un poco impactada. ¿Qué intenciones tenía? Lo
que dijo solo indicaba una cosa, y todo mi cuerpo se tensó, ya que aún soy
virgen y me da un poco de miedo la primera vez. ¿Estaba preparada? ¿o no? Una
voz me hizo salir de mi trance.
-Harry: Nena, no es lo que piensas.-Rió. No voy a hacer nada
que tú no quieras.-Sonrió.
Yo respiré aliviada, sabía que Harry no me obligaría a nada,
confiaba en él, mi cuerpo se puso algo más relajado y caminamos hacia aquella
habitación, entramos y era bastante
grande, tenía baño, un gran balcón dónde había unas vistas increíbles de la ciudad, también había una especie de nevera, un plasma, todo tipo de películas,
vídeo juegos, un sillón de cuero negro, me fije y había una play.-Reí en mi
interior.
-Harry: ¿te gusta?.-Dijo mientras iba hacia la nevera.
-Yo: Es muy bonita.-Sonreí mientras me sentaba en la cama,
era extremadamente cómoda, quité mis tacones y sentí una tremenda liberación,
respiré hondo y Harry rió.
-Yo: No te importa si ando descalza, ¿no?-Reí.
Él negó con la cabeza y rió.
-Harry: ¿chocolate o
nata?.-Dijo rompiendo el acogedor silencio mientras él seguía agachado frente a
la nevera, de espaldas a mí.
-Yo: Me lo pones difícil.-Reí. Elige tú, lo que tú elijas
está bien.-Dije acomodándome en la cama, apoyando mi espalda en el cabecero
negro de cuero de esta.
-Harry: Entonces nata.-Rió, para después levantarse y cerrar
la nevera con el pie. Se acercó a mí, en sus manos llevaba una bote de nata y
un bol con fresas. Lo dejó en la mesita de al lado de la cama y se sentó
quedando a mi lado.
-Harry: ¿Lista para comer?.-Su mirada fue juguetona.
-Yo: Lista.-Le guiñé un ojo. El asintió, se quitó sus
zapatos y los dejo al lado de mis tacones. Se volvió a sentar en la cama esta
vez con el bol y la nata en sus manos. Dejó el bol entre sus piernas y agitó el
bote de nata, tomó una fresa y cuando iba a llenarla de nata, lo frené.
-Yo: Déjame a mí.-Dije arrebatandole la nata y la fresa, él
refunfuñó. Empecé a llenar la fresa de nata y dejé el bote a un lado.
-Yo: Abre la boca.-Dije poniéndome de rodillas a su lado. Él reía mientras sus lucecitas
verdes me iluminaban. Vamos Harry, abre la boca o te la abro yo.-Reí. Él hizo
caso y despegó sus labios. Yo acerqué mi mano a su boca e introduje un poco la
fresa, él mordió y se llevo un trozo, el que saboreó bastante, mientras él
comía, yo me comí lo que quedó de la fresa.
-Harry: Ahora yo.-Dijo cogiendo una fresa y repitiendo la
misma acción que yo.
Mientras Harry estaba entretenido comiendo, yo pensé en ser
un poco mala. Cogí la nata y unte en mi dedo. Escondí el brazo detrás de mi
espalda para que no lo viera y me senté en sus piernas, él al ver mi gesto
esbozó una gran sonrisa. Yo saqué mi mano de la espalda y sin darle tiempo a
reaccionar pase mi dedo por toda su cara, la que dejé llena de nata, mientras
yo me moría de la risa, este gruñía.
-Yo: vamos Harry, no te enfades, mira que mono estas
así.-Dije soltando una carcajada de lo más hondo de mi interior. Él no pudo
contenerse más y comenzó a reír conmigo. Aprovechó mi despiste y en unos
segundos cambiamos de posición, él estaba sentado encima de mí y yo quedé tumbada,
asustada por lo que ahora vendría.
-Harry: ¿Quieres jugar? Vamos a jugar.-Me lanzó una mirada
malvada.
-Yo: Harry no, por favor.-No me dejo acabar ya que empezó a
llenarme la cara de nata.
-Harry: Ya estamos empatados ¿no?.-Dijo riendo.
-Yo: Ag, a mi no me hace gracia.-Intenté aguantar mis ganas
de reír pero de poco sirvió, ambos acabamos riendo. Paré de reír un momento y
me centré en él, observaba como se reía, su rostro, sus carcajadas, ahora que
lo pensaba, jamás reí como ahora, jamás estuve así con alguien, verlo feliz
para mí era el mejor regalo, se veía tan lindo así, nunca me cansaría de presenciar esto.
-Yo: Harry.
Él paro de reír, aún
seguía encima de mí, cosa que no me molestaba.
-Harry: ¿Qué?.-Dijo parando de reír.
-Yo: Que te quiero.-Sonreí.
Él se inclinó quedando a muy pocos centímetros de mi cara
llena de nata.
-Harry: Me habías asustado.-Dijo a pocos milímetros de mi
boca.
-Yo: ¿Deberíamos limpiarnos estas caras no crees?.-Dije
riendo.
-Harry: Sí, y yo sé una forma de hacerlo.-En ese momento sus
ojos me miraron de una manera que nunca antes había visto, su sonrisa fue pícara y sus ojos violaban a
los míos.
-Yo: Pues quiero saber cuál es esa forma.-Le guiñé un ojo.
En ese momento Harry asintió y llevo su boca hasta mi nariz,
empezó a dar besos con los que retiró toda la nata que había en esta. Después
de fue a una de mis mejillas, y repitió el mismo acto de antes. Sus rizos
rozando mi cara me hacían cosquillas, no pude evitar reír. Por último fue hacia
mi boca, respiró encima de esta un par de veces para después juntarlas,
saboreando la textura de sus labios con el dulce sabor de la nata.
-Yo: Tumbáte.-Ordené, el hizo caso, se quitó de mis piernas
y se tumbó, yo me levanté y me senté encima de él. Me acerqué a su boca.
-Yo: Ahora es mi turno.-Dije sobre esta.
Empecé besando sus labios, hice un caminito de besos por
toda su cara hasta llegar a su nariz, empecé
dar besos en esta quitando los restos de nata que había en ella. Volví
al caminito de besos pero esta vez iba
en dirección a su boca, cuando llegue empecé a dar cortos besos en la comisura
de sus labios, sin más pre ángulo junte mis labios con los suyos, esta vez lo
hice con más fuerza, más deseo, con él no sentía ningún tipo de vergüenza, solo
él me daba esa seguridad en mi misma que perdí hace tiempo. Nuestras lenguas se
buscaban desesperadas, la suya recorrió
cada milímetro de mis labios, buscaba mi lengua con deseo, yo abrí paso y se
adentró en mi, recorriendo cada espacio de
esta, la succionaba, jugueteaba con ella, ambos saboreando el sabor que estas desprendían, sus manos
fueron hacia mi espalda, la recorrían de arriba hacia abajo, las mías empezaron a juguetear con su perlo,
enrollé varios rizos en mis dedos, él soltó un gruñido, ya encontré su punto
débil.-Reí en mi interior.
-Yo: Te *beso* amo *beso* mucho.-No lo deje articular
palabra volví a secuestrar salvajemente sus labios, los que ya estaban algo hinchados
y rojizos, ahora él mordió mi labio
inferior y lo tuvo entre sus dientes unos segundos lo que me hizo expulsar un
pequeño gemido, el soltó mi labio y sonrió victorioso. Embaucada en él me
olvidé de una cosa muy importante ¿dónde paso la noche? No llame a mi madre ni
nada. Entonces reaccioné y paré de besarlo.
-Yo: Hazza, tengo que llamar a mi madre, estará
preocupada, ya es tarde, debería volver
a mi casa.-Dije pasando mi mano por su cabello.
-Harry: Está todo solucionado princesa, tu hermano ya ha
hablado con tu madre y ya sabe que pasarás la noche aquí.-Dijo dando un
golpecito en mi nariz.
¿Pasar la noche con él? El pensar eso hizo que un estallido
de mariposas empezará a circular por mi estomago, volvería a despertar a su
lado, como lo hice el día que se fue.
Su ronca voz me saco de mi nube.
-Harry: Nena, ¿Qué te pasa? ¿No quieres?.-Preguntó confuso.
Yo no dije nada, junté mis labios con los suyos, atrapé su
lengua con fiereza y empecé a succionarla, para después dar un pequeño mordisco
en esta que hizo que él se estremeciera. Cuando ya no quedaba más oxígeno en
mis pulmones me separé de él, devolviéndole el mordisco de antes en su labio
inferior, él soltó un leve gemido, pude notar como un bulto comenzaba a crecer
en mi trasero.
-Yo: ¿Te vale eso como respuesta?.-Sonreí.
El quitó sus manos de mi espalda y las llevo hasta mi
cara, me empujó contra él y nuestros
labios volvieron a unirse en completa armonía, sus labios comenzaron a ser una
pura adicción, una droga que me hacia volar y llegar a dónde quisiera, esta vez
no hubo lenguas de por medio, él solo se encargó de succionar mis labios con
los suyos.
-Harry: ¿Te sirve esto como respuesta?.-Dijo riendo en mis
labios.
-Yo: Menudo copión.-Dije para después dar un beso en su
nariz.
El ambiente te estaba subiendo de tono, mi cuerpo se tenso
un poco, debían ser los malditos nervios. Harry lo notó y cambió de posición en
un rápido movimiento yo quedé debajo y él encima de mí, puso ambas manos a cada
lado de mi cabeza para no dejar caer todo su peso en mí, y puso ambas piernas alrededor de las
mías que permanecían juntas.
-Harry: Relájate pequeña, yo te voy a cuidar.-Susurró encima
de mis labios, pude notar su aliento cálido acariciar a mi boca, sus palabras
lograron tranquilizarme un poco. Quitó una mano de la cama y llevo todo su peso
a una, con la mano libre empezó a despejar mi pelo de la cara hacia atrás,
también apartó el que estaba en el hombro, dejando una vez más mi cuello al
aire.
-Harry: ¿Por qué eres tan hermosa?.-Preguntó clavando su
mirada en la mía.
Yo no contesté solo reí, él empezó un camino de besos en mi
boca, la que besó un par de veces para luego seguir por mi mejilla, hasta
llegar a mi oído.
-Harry: te quiero.-Dijo en este, su voz volvió a penetrar en
mi oído sin previo aviso, mi piel se erizó y él lo notó, siguió su camino de
besos hasta llegar a mi cuello, en este se quedó bastante tiempo, empezó a
besar mi piel más sensible suavemente. Oh mierda, ha descubierto mi punto
débil, el cuello.-Pensé.
Él empezó a presionar con más fuerza sus labios sobre mi
piel, succionaba haciendo que yo soltara pequeños gemidos, dio un pequeño
mordisco en mi piel, para nada doloroso, sentir sus dientes sobre mí me hizo
gemir ahora más fuerte. Después del mordisco dio un suave beso sobre la zona
violada la que humedeció con sus labios y volvió su rostro con el mío, su
sonrisa era de oreja a oreja, parecía estar satisfecho con lo que acaba de
ocurrir, no pude evitarlo y mis mejillas se encendieron, él al verlo paso su
mano libre por una de mis mejillas acaloradas, las suaves yemas de sus dedos
viajaban por mi cara.
-Harry: Estas preciosa cuando te sonrojas.-Dijo sonriendo.
Yo estaba muy nerviosa, no sé si él se ha dado cuenta de que
soy virgen, pero tenía que decírselo, quizás eso me quitaría este nudo que hay
en mi garganta.
-Yo: Harry..yo..tengo algo que decirte.-Dije agachando mi
mirada, tenía miedo ¿de qué? Ni yo misma lo sé.
El tomó mi barbilla con su mano y subió mi rostro hasta quedar frente al suyo, sus
lucecitas verdes me volvían a iluminar indicándome que no tuviera miedo.
-Yo: yo-yo..soy virgen.-Dije mirando fijamente sus ojos.
Él no dijo nada, solo sonrió, y respiré algo más tranquila,
me había quitado un peso de encima.
-Harry: mi amor, te dije que no haré nada que tú no quieras,
cuando estés preparada, será el momento y si ahora no lo es, no pasa nada, solo
necesito tu presencia aunque sea en silencio, solo te necesito a mi lado para
estar tranquilo, no hace falta hacer el amor.-Al decir esto, note como sus
mejillas cogían un tono más rosado. Era raro ver a Harry así. Yo sonreí. Todo
lo que me acababa de decir, fue el empujón necesario para saber que era el
momento, que tenía que ser con él y que estaba preparada.
-Yo: Harry, quiero pedirte algo.-Dije segura.
-Harry: lo que quieras princesa.-Dijo sonriendo.
-Yo: Hazme el amor..
Espero que os guste y que no me matéis por dejaros en el mejor momento. ¿Que pasara a continuación? jeerjer.
ResponderEliminarGracias por leer, os puto amor <3