lunes, 5 de agosto de 2013

Capítulo 12.

CAPÍTULO 12. ‘’Hola infierno’’.
Narra Verónica.

Abrí los ojos, y lo primero que hice fue mirar a mi alrededor y soñar con que esto fuera una pesadilla, pero no, volví a girarme para ver cuatro paredes blancas que me atrapaban, la misma ventana en una de ellas, un televisor pequeño, y yo un día más en esta cama, con esa bata blanca,  con mis muñecas  vendadas  y una vía en mis venas, odiaba la estúpida bolsita que tenía que llevar conmigo a todos lados. Me sentía una inútil en esta cama todos los putos días y solo hacia una semana que estaba aquí. Me incorporé en la cama y me senté, respiré hondo y me di cuenta de que ni Víctor ni mi madre estaban ahí, era raro, pues se pasaban todo el día vigilándome.
''Hola infierno’’. Pensé.
Estar encerrada en un puto hospital las 24 horas del día, era un infierno, no entiendo porque no me dejaban ir ya a mi casa. El único consuelo que tenía en este momento era el reproductor de mi móvil y los auriculares. Me incliné, alargué mi brazo y cogí de la mesita el móvil y los auriculares, pensaba desconectar ya, desde primera hora de la mañana. Me los coloqué en los oídos, arrastre mi dedo por la lista de canciones y paré en una, la única que en estos momentos podía ayudarme, dí a reproducir y..

''..Let us die young or let us live forever
we don't have the power but  we never say never,
sitting in a sandpit,
life is a short trip,
the music's for the sad man.

Forever young,
i wanna be,
forever young,
do you really want to live forever
forever,
forever young..''

Cuando estaba transportada a otro lugar, sumergida en la melodía que entraba por mis oídos, pude ver como la  puerta se abría, era mi madre y el dichoso médico que venía cada mañana, ¿ A qué? ni yo lo sé. Quité el reproductor, me quité los auriculares y los dejé dónde estaban. 

Buenos días Verónica.-Dijo el  doctor con su egocéntrica sonrisa. ¿Acaso estaba feliz de estar aquí? Porque yo no.
Buenos días cariño.-Dijo mi madre.
Buenos días.-Dije seca.
-Doctor: Veamos.. señorita, usted lleva aquí ya una semana, ¿no cree que debería de poner de su parte, cooperar y así poder irse más pronto?
-Yo: Poner de mi parte ¿para qué? Ya he dicho que no me voy a volver a cortar, joder, y encima me habéis quitado  todo, ni un triste vaso de plástico me habéis dejado,  ¿Acaso voy a cortarme con un plástico? Sois estúpidos.-Dije desafiante.
-Mi madre: verónica..-suspiró.
-Doctor: no se preocupe.-Le dijo a mi madre. Ahora me voy, le traerán el desayuno en 10 minutos.–Dijo y salió de la habitación.
Mi madre se sentó en el sillón que estaba cerca de mi cama. Y yo me  senté, apoyando mi espalda en la pared.
-Yo: Mamá, ¿Qué hacemos aquí? Quiero irme.
-Mi madre: hija, estamos aquí, por ti.. o ¿es que se te ha olvidado lo que el doctor nos dijo?
-Yo: ¡Estoy harta!-Grité.
.Mi madre: sabes perfectamente lo que dijo el doctor, las pruebas que hicieron  y los resultados que salieron, tienes que comer o caerás enferma, y además  también nos dijo lo de los vómitos.¿Estás loca Verónica?¿Porque lo hacías? Te dejarán salir de aquí si colaboras, comes y coges peso.-Finalizó la conversación.

Yo no dije nada, solo resoplé y me quedé mirando ala ventada, como hacía en mi casa.
Mi madre salió, iba a desayunar y bueno, yo esperaba a que me trajeran el maldito desayuno, la comida del hospital estaba asquerosa y encima la tenía que comer.

-Víctor: chiquitina.-Dijo entrando en la habitación.
Me di la vuelta y lo vi, traía las manos detrás de su espalda.
-Yo: grandullón.-Dije sonriendo.
Hicimos un choque de manos.
-Víctor: te traje algo.-Dijo sentándose a mi lado, en la cama.
-Yo: El alta?.-Dije sarcástica.
-Víctor: pon de tu parte Vero..*suspiró*, te traje esto.
Sacó su mano de la espalda y me enseñó una cajita transparente en la que ponía ''donut’’ era un donut de chocolate, este chico siempre acertaba, el chocolate es mi punto débil.
-Víctor: Toma, comételo, se que la comida de aquí esta  asquerosa.-Dijo poniendo caras raras lo que hizo que empezáramos a reír, a veces me recordaba tanto a Louis, eran iguales.
-Yo: eres un bobo, así de grande.-Dije haciendo un gesto con mi mano.
-Víctor: Soy grande, ya sabía.-Dijo con aires de superioridad.
-Yo: Anda, trae. Le quité la caja de la mano, la abrí y me comí el delicioso donut.
-Yo: Gracias por traérmelo, la comida de aquí es un asco.-Puse cara rara, Víctor rió.
-Víctor: ¿Sabes?
-Yo:¿ El qué?
-Víctor:  Estas igual de hermosa hasta cuando pones esos caretos.- Me miró riendo.
-Yo: Mientes.-Dije riendo.
-Víctor: no.
-Yo: Sí.
-Víctor: no.
-Yo: que sí.
-Víctor:  que no.
-Yo: Vale, tu ganas. Pues sabía que no pararía hasta que yo cediera asique me rendí.

Después de un rato me trajeron el desayuno.
Zumo y unas tostadas, las tostadas más duras que la pierda.

-Yo: ¿Y pretenden que me coma esto?
-Víctor: Tiene buena pinta.-Dijo burlándose.
-Yo: no tiene gracia.
-Víctor: con que te bebas la mitad del zumo y te comas media tostada te dejaran en paz.
Hice caso y  me lo tomé, sin ganas pero lo hice,  Víctor era mi motivo para hacerlo, él y cinco estúpidos que estarían en Madrid en tres días, pensar eso me hundía más.
-Víctor: ¿Qué te ocurre?.-Dijo preocupado.
-Yo: Víctor.. esto me ocurre.-Dije señalando mis muñecas, la camilla, mi bata. Estoy harta de estar aquí sabes? Me siento inútil aquí, los médicos no dejan de controlarme, mamá está muy pesada y encima..*me interrumpió*
-Víctor: y encima  tus chicos vienen en tres días.-Asentí.
-Víctor: ¿Quieres que seamos malos?.-Digo con esa sonrisa traviesa que solo él ponía.
-Yo: Seamos malos.-  Le guiñé un ojo.
-Víctor: Este es el plan…


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